El poema que hizo llorar al ʾImām ʾAḥmad


بسم الله الرحمن الرحيم


ـــــــــــــــ●۩●ـــــــــــــــ

Si mi Señor me pregunta: “¿Tienes alguna vergüenza en desobedecerme?
Ocultas los pecados de Mi creación pero lleno de pecados vienes a Mí“

Entonces, ¿cómo responderé?
¡Ay de mí!,verás ¿quién me protegerá?

Sigo previniendo a mi alma con pensamientos de esperanza de vez en cuando,

y olvidando lo que viene después de la muerte
y de lo que viene después de haber sido envuelto en las sábanas mortuorias.

Como si tuviera la vida garantizada para la eternidad
y la muerte no viniera a vencerme.

Y cuando la dura embriaguez de la muerte me sobrevenga,
¿quién será capaz de protegerme en estos momentos?

Miré a las caras,
¿no hay alguno de entre ellos que me rescate?

Seré cuestionado sobre lo que he preparado en esta Vida para salvarme.

Entonces ¿cómo responderé después de
haber sido negligente en mi religión?.

¡Ay de mí!
¿es que no escuché la Palabra de
Allāh llamándome?

¿Es que no escuché lo que nos llegó en Sūrah Qāf y  Yāʾ – Sīn?

¿Es que no escuché sobre el día en el cual las multitudes serán convocadas,
el Día de la Asamblea y sobre el Día del Juicio?

¿Es que no escuché al pregonero de la muerte invitándome, llamándome?

¡Oh mi Señor!, un esclavo [volviéndose a Ti], vengo arrepentido,
¿quién me dará refugio?

Excepto un Señor que perdona con frecuencia, que a la verdad me guiará?

He venido a Ti, ten misericordia de mí
y haz pesadas mis balanzas [con buenas obras].

Y aligera mi ajuste de cuentas,
pues Tú eres el mejor de aquellos que me juzgarán.

ـــــــــــــــ●۩●ـــــــــــــــ


🖋 Traducido al español por: Yusuf ʾibn Manṣūr
🔊 Voz del audio: Abu Hafsah Karl Coutet
📂 ID ipv0007